Los días fríos, las noches más largas y salir abrigados a la calle: estamos en invierno y con él llegan algunas enfermedades típicas de la estación.

En el hemisferio sur, el invierno comenzó el 21 de junio, pero ya desde unos meses antes, comenzamos a sentir las temperaturas más bajas y como consecuencia directa, proliferan algunos virus.

Gripe, neumonía, bronquiolitis, laringitis, son algunas enfermedades que seguro alguna vez padeciste cuando llega el frío. Pero, ¿te preguntaste por qué en esta época del año? Te contamos algunas razones:

1-  Los virus respiratorios se multiplican en climas fríos

Las defensas bajan en invierno ya que los virus de la gripe se replican y generan mayor resistencia a las temperaturas bajas. El frío y la sequedad en zonas templadas favorecen su proliferación, además que sobreviven más tiempo en el aire seco. Diferente es la situación en zonas lluviosas o húmedas, donde tienen menos resistencia.

Las fosas nasales se tratan de una de las partes más expuestas al exterior. El rinovirus que causa los resfriados no logra reproducirse a la temporada habitual del cuerpo humano, en el entorno de los 37ºC, pero sí a menos.

Por esta razón, en ambientes con poca humedad, los ojos se secan y las membranas mucosas de la nariz también, favoreciendo el ingreso de bacterias y virus: por lo general, la temperatura de las fosas nasales en invierno es de 33°C lo que hace más susceptible a enfermedades respiratorias. 

2-  Ralentización del sistema inmunitario

Las bajas temperaturas hacen que el sistema inmunitario funcione más lento, lo que se traduce en menos defensas.

Los síntomas tales como tos, dolor de garganta, fiebre y escalofríos son reacciones del organismo humano frente a las infecciones. Cuando el virus ingresa al cuerpo humano, ya sea por boca o por nariz, la respuesta inmunológica es la inflamación.

El sistema inmune, en estos casos, se vuelve más vulnerable a ciertos patógenos que pueden afectar al organismo a través de las mucosas y la piel.

Las defensas bajan en invierno sobre todo en quienes cuentan con menos defensas naturalmente, como los niños y los ancianos, por lo que en invierno se trata de protegerlos más.

3-  Mayor encierro y ambientes cerrados

¿Quién no se quedó en casa en lugar de salir una noche de invierno? Las defensas bajan en esta estación, además, porque hay factores que favorecen el encierro y nos predispone a estar mucho tiempo en un mismo lugar, muchas veces sin ventilación.

Esta es una de las principales fuentes de contagio, ya que en estas condiciones, se propagan más los virus que causan infecciones respiratorias. Por eso, se recomienda permitir la circulación de aire en los ambientes, una lección que a causa de la pandemia del Covid-19 hemos interiorizado.

Además, el uso de calefactores y la circulación continua del mismo aire genera resequedad en las vías respiratorias, dificultando la actividad defensiva de las secreciones.

4- Alimentación

En invierno, a causa del frío, es común comer comidas altas en calorías. Las defensas bajan en invierno, y por esto es necesario contar con una dieta equilibrada nutricionalmente. 

El sistema inmunológico y la alimentación se relacionan ampliamente, porque para contar con más defensas se necesita el aporte de vitaminas. Las defensas bajan en invierno, lo que se manifiesta por ejemplo, en situaciones de anemia. Para contrarrestar esta situación, se recomiendan los alimentos con contenido proteico, además de la incorporación de vitaminas y proteínas. 

En invierno el mayor consumo de calorías, permite que la temperatura corporal sea la adecuada. Sin embargo, a veces, faltan nutrientes esenciales por ejemplo la vitamina D, por la falta de exposición al sol. Algunos suplementos pueden ayudar a incorporar estos nutrientes, ya que a veces es difícil poder contenerlos a todos en una dieta óptima.

Algunos consejos a tener en cuenta:

Finalmente, podemos decir que cuando las temperaturas bajan en invierno, es importante:

  • Ventilar los ambientes todos los días.
  • Evitar la sequedad del ambiente, que la calefacción no sea permanente.
  • Evitar las grandes aglomeraciones de gente, para menos contagios de enfermedades.
  • No concurrir al trabajo si uno está enfermo (empeora el estado de uno y puede contagiar a los compañeros). 
  • Tratar de evitar los cambios bruscos de temperatura.
  • Hay que usar pañuelos descartables para evitar la propagación de virus y bacterias.
  • Contar con el calendario de vacunas actualizado.
  • Alimentación adecuada en calorías y balanceada nutricionalmente.

¿Qué otros consejos podrías sumar?