Una guía para cubrir nuestras necesidades energéticas para cuidar y proteger nuestro sistema inmune.

El sistema inmunitario es un sistema complejo de células y factores solubles, explica la Sociedad Española de Inmunología (SEI), que trabajan de forma coordinada para cuidar y proteger nuestro sistema inmune. 

Y que incluye: la defensa ante los patógenos, responder frente a señales de peligro, entre otros. 

Para que la función inmunológica de una persona sea la adecuada es necesario cubrir sus necesidades energéticas con nutrientes concretos. 

Por ello se debe conocer cuáles son esos alimentos y la importancia de los hábitos que llevamos a cabo para cuidar y proteger nuestro sistema inmune. 

Entre ellos, están: 

1.La hidratación adecuada

El 70 por ciento de nuestro peso corporal es agua. Es un componente esencial para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo, de todos los órganos en general.

En el caso concreto del sistema inmune, se combinan varios factores. Por un lado, el agua es esencial para que circulen correctamente los componentes del sistema inmune y los nutrientes que necesitan para funcionar.

Por su parte, está demostrado que los estados de baja hidratación nos hacen más vulnerables a los gérmenes.  

2. Alimentación sana y equilibrada, con poca sal

La dieta debe ser variada, comer de todo en su justa medida. El consumo de legumbres, verduras y frutas, especialmente los cítricos, es muy importante para cuidar el sistema inmunitario. Se demostró que el consumo habitual de jugo de naranja reduce la inflamación.

Además, existen evidencias de que tanto el excesivo consumo de sal como una dieta rica en grasas debilitan al sistema inmune.

Por el contrario, se ve reforzado si la dieta es rica en zinc, selenio y vitaminas C, D o E. También se demostró que existe una estrecha relación entre la dieta, la microbiota intestinal, y el correcto funcionamiento del sistema inmune.

3. Sueño reparador

Dormir lo suficiente es indispensable para gozar de cuidar y proteger nuestro sistema inmune. Sin embargo, los problemas del sueño están a la orden del día en la sociedad actual. Entre otras cosas porque la ansiedad y la prisa permanente afectan a la capacidad de dormir.  

Por si fuera poco, dormir las horas necesarias (de 7 a 8 horas) influye en el correcto funcionamiento del ritmo circadiano (períodos de luz y oscuridad) y con ello en la acción de algunas hormonas como la melatonina, que son muy importantes para el funcionamiento de los glóbulos blancos. 

4. Actividad física

Ni la edad, ni la condición física, ni siquiera la falta de tiempo pueden servir de excusa para dejar de practicar ejercicio.   

En lo que respecta a las defensas, la práctica de ejercicio está relacionada con la liberación de determinadas endorfinas beneficiosas para el sistema inmunitario. 

Además, recientemente se ha descubierto que el movimiento estimula la producción tanto de células óseas como de células del sistema inmune.

5. Higiene

La higiene es otra medida fundamental, empezando por la de las manos (en el foco desde la pandemia) y la salud bucodental. 

Tan importante como lavarse a conciencia es secarse, ya que de lo contrario la piel se queda húmeda y fomenta el crecimiento de hongos y otros microbios.

6. Vacunación

La vacunación se puede definir como el “aprendizaje” al que sometemos a las células del sistema inmunitario para que estén preparadas cuando llegue una infección y sepan cómo enfrentarse a ella.  

La vacunación es más frecuente en la edad infantil, porque en este período nuestro sistema inmunitario es más inmaduro y necesita aprender. 

Pero también es muy importante en las personas mayores o vulnerables. La edad es un factor fundamental en el funcionamiento de nuestro sistema inmunitario.

7. Optimismo y naturaleza

El concepto de salud global de la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluye la importancia de la salud mental y emocional para la salud física de nuestro organismo. Por lo tanto, también es un punto importante a tener en cuenta.

Mientras que el cortisol que liberamos en situaciones estresantes amordaza al sistema inmune, hay evidencias de que estar de buen humor lo estimula. 

8. Adiós a los hábitos nocivos

Finalmente, también hay que evitar los malos hábitos que dañan nuestra salud. Está demostrado que el abuso del alcohol es dañino. Por otro lado, existen evidencias de que las personas fumadoras tienen más infecciones y son más graves.

¿Cómo podemos saber si estamos cuidando y protegiendo  nuestro sistema inmunitario? Un indicador negativo puede ser la aparición de infecciones de forma continuada. En este caso debemos revisar los puntos descritos anteriormente e intentar mejorar nuestros hábitos.

Y si el problema persiste, lo mejor siempre es consultar a especialistas de la salud . 

(Fuentes: Sociedad Española de Inmunología y The Conversation: Isabel Cortegano Jimeno, investigadora del Instituto de Salud Carlos III)